jueves, 13 de agosto de 2009

La evaluaciòn

Generalmente se tiene la percepción de que el campo de la evaluación es un “área débil” de la educación...
Eso es cierto. En mi caso particular la debilidad es, por decirlo así, personal. Quizá también esta área sea percibida como “débil” para otros colegas, pero desde mi perspectiva la considero un problema y un dilema de la docencia que he ejercido durante 30 años , pienso que la principal dificultad para alguien que se pone en el papel de evaluador es asumir la condición de “juzgador”, de recopilador de evidencia para emitir un juicio, para calificar, en última instancia, el aprendizaje de los otros.
¿Cuáles considero, son los principales problemas del proceso de evaluación en el sistema escolar? ¿Existe alguno especialmente relevante?
Si tuviera que hacer una propuesta, sería la de realizar una revisión (que incluyera una consulta real, no una de mentiritas), con el magisterio de todos lo niveles sobre la normatividad vigente, que rige el proceso de evaluación en el sistema educativo.
Específicamente, creo que no tenemos por qué tener un solo reglamento que rija todos los niveles, dado que se trata de grados escolares que son muy diferentes en cuanto a propósitos, funciones y sujetos educativos.
Por otra parte está el asunto de la escala de calificación, cuyo fundamento es cuestionable. Y lo es en el sentido de que tiene un sesgo importante que nos impide evaluar realmente lo que está pasando con el proceso educativo en términos de resultados objetivos. Me explico, los alumnos no pueden sacar una calificación menor de cinco. La escala es decimal (de uno a diez), pero un alumno no puede ser calificado con un cuatro, un tres, un dos o un uno. En cambio, sí pueden obtener un “bien”, “muy bien” o “excelente”, es decir, pueden sacar desde seis hasta diez. Quizá esta situación podría solventarse en parte si se adopta una escala de calificación centesimal, en lugar de una decimal, tal como sucede en la educación superior, puesto que esta escala nos permitiría hacer una calificación más precisa, porque hay más opciones; el alumno puede salir mal, regular o bien, pero se podrían hacer gradaciones más específicas para decir qué tan buenos o qué tan malos han sido sus resultados.
En resumen, esta situación que parece un “favoritismo” que beneficia a los estudiantes, en realidad es un sesgo importante a favor de la institución escolar, que pareciera propiciar que los alumnos pasen a como dé lugar y librarse de este modo de los problemas de cupo. Este fenómeno es el que Scriven denomina “ideología administrativa” de la evaluación, la cual consiste básicamente en el establecimiento de una tendencia favorable a la institución. Esto es especialmente evidente en niveles como el de secundaria, pero creo que nos ayuda a formar una visión objetiva del estado de funcionamiento del sistema escolar desde la perspectiva de los aprendizajes reales de los alumnos.

¿Hay algún tema que requiera especial atención o investigación en el área de los estudios evaluativos?
Hay muchos, sin embargo me gustaría llamar la atención sobre un tema que quizás es colateral, pero que en mi opinión requiere que alguien retome la idea y haga más investigación al respecto. Lo que he notado en las observaciones personales que realizo en mi trabajo cotidiano es la cuestión de lo que ocurre en cuanto a los grados de profundización de los conocimientos y temas que se retoman en los diferentes niveles del sistema escolar, esto es, qué está pasando en estos niveles (preescolar, primaria secundaria, educación media superior, superior y hasta posgrado) en el sentido de una horizontalidad del tratamiento de un mismo tema.

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